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El Simbolismo en “Alien”, de Ridley Scott.

  • Juglaro Mangri
  • 12 oct 2017
  • 5 Min. de lectura

(Primera de otras posibles partes)

Poster de la película 1979

Muy aparte de la cuestión cinematográfica, hay mucho contenido en cada película que es simbólico, muchas veces así ha sido pensado por quien dirige, pero en otras ocasiones no es planeado y resulta en cuestiones muy significativas y que valen la pena el poder comentarse.

Es el caso de “Alien” de 1979 dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Sigourney Weaver, con Ian Holm y John Hurt (que entró “al quite”).

Recordemos la frase de la portada “En el espacio, nadie puede escucharte gritar”. En este primer punto el espacio representa “un vacío”, un “sitio” en donde cada uno es ajeno a ese ambiente.

Los protagonistas son vulnerables a pesar de la alta tecnología. Siguiendo la idea, “ese espacio” en donde nadie te escucha gritar (si alguna vez se hace) es propiamente lo social, es decir, se nos presenta un escenario oscuro y tétrico, tenso, a donde “son arrojados” (llegan por ‘accidente’, por un llamado desconocido) los personajes y enfrentan con cierta preparación (las armas, la nave Nostromo etc) los desafíos.

¿Quién o qué, ha llamado?, ¿Por qué “la nave” ha desviado el curso original del viaje? Recordemos que el desvío ocurre mientras “los 7 dormían”. En este sentido todo puede ser encuadrado, insisto, en Lo Social; de manera que las personas pueden creer estar en el camino propio (el deseo de destino personal) pero hay un entorno más hostil que pone en peligro ese hecho., esto es la sociedad. La nave simboliza perfectamente esa “manera” de ir conduciendo uno su vida; necesitando reparaciones etc.

La presencia de “números” es tema aparte de muchas otras películas, pero para poner el dato, los hechos ficticios ocurren en el año 2122, que al sumarlo es 7 también, como el número de pasajeros “originales”.

Una primera impresión de los personajes, al llegar a “ese lugar extraño”, es que hay otro personaje “extranjero” (podemos llamarlo extraterrestre) pero muerto y con las entrañas desgarradas en lo que podría ser el abdomen. Aquí debemos poner atención, en la razón de, por qué esa herida está en esa zona y no en la espalda o en la cabeza, pues tiene su significado concreto.

Resulta que en esa otra nave, es donde se halla el origen de aquel mal, hay una cámara que resguarda unos huevos de aspecto singular. Dentro se desarrollan las larvas que representan la propia muerte.

Aquí tenemos un segundo punto interesante y que es la parte central de toda la trama simbólica, ésas criaturas (también extraños, ajenos, extranjeros) son altamente peligrosas y tienden a destruir todo en el entorno. No es casual que primero, cuando han salido de los huevos, estén al acecho y con rapidez se vayan sobre la boca de las víctimas.

Después dejan un “huésped” parasitario que crece rápido y termina por “romper desde dentro” a cada incauto, la bestia ya transformada es “un monstruo” en sí, tanto por su aspecto, como por su conducta. No tiene ojos, porque “no ve”, no tiene cerebro porque no lo necesita, es sobre todo una criatura “babeante” y altamente agresiva, que busca contribuir a infectar todo ser vivo para hacer una plaga de su especie.

Esto es muy significativo por lo siguiente: entra por la boca, es decir que ahí se representa el apetito humano, los deseos carnales comunes, las necesidades más básicas y primitivas del ser humano. Luego “se desarrolla dentro” sin voluntad de la víctima, pero sí la intuye, pues vemos escenas en donde nosotros como espectadores sabemos que algo tienen dentro y los personajes lo confirman con muecas de miedo y silencio (somos cómplices y hacemos Voyeurismo, otros temas para análisis).

Entonces el parásito crece y el hecho que salga implica la muerte necesaria de cada individuo; es muerte simbólica que se refiere a que, el ser como “ese resto”, implica dejar que uno mismo muera, o peor aún, el “ser uno mismo” puede ser anulado sin defensa ante la agresiva sociedad que tiende a “igualar” todo (la repetición infinita del cero a la izquierda, dice un escritor notable).

Entonces sale del cuerpo y no oye, ni ve, sólo se nota una abrumadora sed de muerte (el detalle del babeo intenso fue accidental en la producción, pero sin pensarlo le dio no solo una mejor apariencia al monstruo, sino un significado profundo); su único objetivo es seguir buscando lo que esté vivo para destruirlo y perpetuar su especie nefasta.

Todo es dolor para el personaje de John Hurt.

No ver, no escuchar, no pensar, no ser individual, no estar vivo, se vuelven las reglas de esa sociedad representada por escenarios obscuros y gaseosos, circunstancias corrosivas e indeseables. Es una “regla” social que es actual, en donde vemos que las manifestaciones de “unicidad” son motivo de molestia de las masas.

Nadie escuchará tus gritos en “ese espacio”, porque a nadie le importará que estés vivo, sino más bien debes morir (morir simbólicamente, una primera muerte) para no desentonar en el contexto.

Se requiere de una lucha sobre humana (Ellen Ripley, quien por cierto nace ficticiamente un 7 de enero, el siete ya lleva al menos 3 menciones) que encarna una mujer, pero que no “se salva” por completo de esa “influencia abominable” que quiere acabar con toda vida.

Ése espacio – la sociedad – ya “está ahí”, nos atrae sin poder usar nuestra voluntad, parece que vamos preparados pero en realidad las “herramientas” no son suficientes, sólo con muerte funesta, se es parte de ese objetivo. Se llama Alien, que se deriva del latinismo “aliena” o extranjero, que equivale a extraño (lo contrario a entraño, entrañas es lo que destruye el alien), por consecuencia extra-terrestre, no- terrestre, no humano, inhumano, si lo vemos en ese tenor.

La inhumanidad nos destruye, entra por los sentidos, en el entorno “todo es así” y sin libertad, las masas solo perpetúan muchas actividades agresivas para “el ser uno mismo”, la sociedad no favorece “el yo mismo” ni su felicidad, sino que se vuelve cada vez un medio nauseabundo del que hay que huir (como Ripley) y en todo caso seguir luchando.

Ser un alien es vivir con dolor, con molestia, en la bestia es clara esta actitud, invade con dolor y crece con dolor, todo el tiempo su paso por la vida es un grito constante, un gruñido que nadie va a escuchar, a lo mejor se oye, pero si nos acostumbramos a “eso”, el grito se puede volver una cuestión aceptada, de manera que nadie vendrá a ayudar, en todo caso atrae a “estas criaturas” que lejos de venir para auxilio, pasan a devorarlo todo.

No iban 7 en la nave, iba solo una persona (Ripley) y cada “otro” simboliza una fracción de su individualidad, al final Ellen en cuanto a “uno”, se verá enfrentada a “el alien”, una guerra a muerte. No es la única película en donde parece que hay muchos personajes, pero en realidad sólo está uno.

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